Una prótesis de rodilla es la sustitución de la articulación por una pieza sintética, a través de una intervención quirúrgica. Es un implante que se coloca en la estructura dañada y sustituye su función, permitiendo al paciente volver a mover la articulación, eliminando el dolor que pudiera tener. Durante la intervención se retira el hueso y cartílago dañados. Para ello se aplicará al paciente o bien anestesia general o bien anestesia regional (raquídea o epidural)
Existen tres tipos de prótesis: Prótesis unicondilar: permiten reemplazar únicamente la parte de la rodilla que está dañada. Prótesis total de superficie: se utilizan para sustituir por un disco de polietileno todo el cartílago que recubre la superficie del fémur.
El examen radiológico estándar permite en general realizar el diagnóstico. Este examen muestra una decoaptación entre la prótesis y el hueso, entre el cemento y la prótesis y/o una migración de la prótesis al comparar las radiografías sucesivas.
Lo normal son 3-4 días, dependiendo de la edad del paciente o de factores asociados, edad, grado de autonomía previo, estado de otras articulaciones y apoyo familiar. Los protocolos de recuperación rápida de prótesis de rodilla ayudan a reducir el tiempo de hospitalización.
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